La parcela se plantea como una gran alfombra sobre la que se emplaza la vivienda, introduciendo la naturaleza en el interior, creando espacios con relaciones visuales directas con el exterior, árboles, plantas, …
Redefinir los límites, interior vs. exterior, pudiendo contemplar una flor mientras lavamos los platos o incluso observar cómo van creciendo las pequeñas hojas mientras nos duchamos. Vivir rodeados de naturaleza, tanto dentro como fuera.
La distribución de la vivienda parte de una estudiada retícula donde se distribuyen los distintos espacios siguiendo unas reglas ordenadas y claras, conectándolas en función de su uso y, a la vez, separándolas mediante patios que favorecen la iluminación y la ventilación.
Como resultado, grandes piezas de piedra y vidrio perforan patios verdes.
Llevando al extremo la idea mediterránea del “patio fresco”, manteniendo el blanco en varias fachadas y combinándolas con grandes volúmenes de piedra.